1.6.10

sin disfraz

sin disfraz (9)

Durante un tiempo estuvieron quedando. Al principio una vez a la semana, luego más de una vez. No hablaban. Quedaban para follar. Como el que tiene un compañero de gimnasio que rara vez ve fuera del mismo. Lo suyo era pura química. Sólo era ejercicio. De esa clase en la que el masaje viene incluido. Esa comunicación no verbal les daba un conocimiento pleno de cada uno. Lo que eran no quedaba escondido tras lo que decían ser. Su yo quedaba literalmente desnudo ante el otro. No había lugar dónde esconderse, ni tan siquiera la necesidad, si lo único que compartían eran sus cuerpos desnudos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este me gustó!...Si las palabas se desnudasen como los cuerpos!!!
Un abrazo, Ornelia. Ana Barrios

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Gracias Pero No Gracias por Ornelia Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.