27.10.09

true-man

truman
Encuentro a mi lindo gatito convertido, de un segundo para otro, en adolescente. Como tal, quiere marcar su independencia y se aventura él solo, por las huertas y jardines de detrás de mi casa (es lo que tiene vivir a 10 minutos, que en seguida el campo se te cuela en el patio de atrás). Vuelve desgreñado y cargado de pulgas. Al principio me preocupa que le pase algo, Sabe tan poco de la vida, me digo adoptando una pose que me recuerda sospechosamente a una madre que prometí nunca imitar, ni siquiera en mi relación con los gatos . Se lo cuento a mi padre por teléfono, en una de estas en que nos distraemos de dar el parte metereológico de nuestras respectivas ciudades, Eso lo solucionas castrándolo, me aconseja. Ya veo cómo percibes tú las relaciones, gracias, pero no gracias. Después me preguntarán ellos, mis progenitores, de dónde he sacado yo esta fobia al compromiso. Ay. Truman rasca en la puerta para que le deje entrar. Al final, hasta los adolescentes más rebeldes regresan al hogar donde saben que los esperan. Mejor que no estén castrados, para que, en caso de que vuelvan, sepas que es porque ellos quieren.

4 comentarios:

Reina del Mango dijo...

Si castras a Truman parecerá un choco relleno y dejará de ser un gato guapo y adolescente. Los gatos no son perros, no tienen miedo al compromiso, pasan del compromiso.

Anónimo dijo...

para, no lo castres... es díficil, porque cierto es que sabe tan poco de la vida...

y se te vienen tiempos más difíciles con Truman... a mí la Fugi un día me regresó con la patita desgarrada y llena de espinitas... uno tiene que soportar esas cosas...

tendrás, después, qué ser locuaz y entrar de lleno a decirle que la vida es dura, pero siempre justa... ya lo entenderá

saludos

Anónimo dijo...

ok, nolo castres, no le cortes los huevos, pero haz algo para que no se reproduzca.... ya hay demasiados gatos esquilmando especies endémicas de canarias

Ornelia dijo...

Uf, no creo que hayan muchas especies vivas detrás de mi casa. Si hasta mis caseros están ya con un pie en el otro barrio...

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