¿Te acuerdas de la serie Luz de Luna? Donde entre caso y caso, el mayor aliciente era ver si se enrollaban o no los protagonistas. Nunca pasaba. Era un juego de sí, pero no. Un juego masoquista que dejaba frustrados a todos los seguidores. Al borde del llanto, preguntándose, Pero por qué... Luego eso se queda en el subconsciente de una generación entera, y así, así va el país. De hecho, la serie dejó de emitirse justo cuando se acostaron. Una confirmación más del concepto de amor medieval, el de los trovadores: amar a la distancia a un ser idealizado, intocable, inasible, inalcanzable, imposible, insoportable. Es lo que pasa con los primeros planos: se ven las imperfecciones (pero es lo que hace interesante a las personas).
6 comentarios:
Si, si, lo sublime en lo inalcanzable , pero no estamos ya para sufrir por amor, pues no sufre quien quiere sino quien puede. D.
Afortunadamente, una hasta para obsesionarse es inconstante.
Gracias, pero no, gracias.
Ya lo cantaba chavela: pues desde que te fuiste, yo no he tenido luz de luna
Peor era "Anillos de Oro",¿RECUERDAS?
Una pareja desparejada emparejando a otros desparejados sin pareja...
Esa también nos afectó a unos cuantos... si es que la tele nos tenía tomado el pulso y sorbido el seso(echo de menos ser pequeño, que no bajito).
Ami no me dejaban ver Anillos de Oro, y me alegro...
Ahora que lo pienso, la base de muchas series está en la tensión sexual no resuelta. Otra de detectives en la que juagabanal hoy si,hoy no: Remington Steel.
Qué punto tenían las series de los 80.
Pues yo me acuerdo de “Yo Claudio”...En los episodios del Imperio de Caligula (magnifico John Hurt): No había problema de tensión sexual. Sin haber nada explícito, se veía que los Romanos, en la cuestión sexual, ya fuera el sexo de pago, lúdico, o teniendo por medio las emociones y/o el deseo, no se paraban en pasteleos...Y no es que fueran como bonovos .... Yo pienso que a partir de que desvistes y vas poco a poco, el camino es llano....Antes de ese momento, pensamos en mil y un considerandos....La vida.
Publicar un comentario