12.10.11

cosecha de huesos

cosecha de huesos
Me pasa algo que creí posible sólo en uno de esos cuentos modernos, esos que vienen en forma de libro de autoayuda, para los niños que se resisten a crecer. Cuentos para adolescentes de treinta a cuarenta años. Y es que de un tiempo para acá me veo más lúcida y más todo. Es como si me estuviera enamorando de alguien, en esa fase en que cada día descubres un nuevo motivo por el que dar gracias, pero el ser amado resulto ser yo. Y no sólo me ocurre hoy bajo el efecto de esta cerveza, me viene de hace rato. Eso que creo que sólo le sucede a la gente en templos lejanos o a Julia Roberts. Luego me acuerdo que yo también estoy lejos y casi vivo en un templo. Pero, me digo, no cuenta si llevo la neurosis a cuestas, ¿no? Me hace gracia cuando alguien que hace tiempo que no sabe de mi vida, se entera de que vine para acá y dice admirarme sólo por el hecho mismo de haberme atrevido...Venir fue fácil. Era Haiti o la muerte. Y no una muerte rápida, sino de esas agónicas, lentas, de puro aburrimiento. Dice mejor que nadie Sabina, "esos huesos que vuelven de la oficina dentro de una gabardina con manchas de soledad". Así fue. Yo vine medio derruida como la ciudad y juntas nos ido poco a poco reconstruyendo. Miro atrás con asombro y veo el camino recorrido, todo lo que ha pasado hasta llegar a este punto del AHORA. Yo he ganado más de lo que he dado. La ciudad y yo nos hemos hecho amigas. Yo entiendo mejor su canto de sirena y ella me ha hecho sentir más segura. Por fin me creo capaz de ofrecerle algo, mi cosecha de huesos.

2 comentarios:

Reina del Mango dijo...

Estás sembrada. O sembrando. Huesos.

Cristo dijo...

Besos mi amor yo que tanto te entiendo y te añoro. Hazme una señal de las tuyas sólo para mi.

Licencia Creative Commons
Gracias Pero No Gracias por Ornelia Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.