29.10.09

ballenas

cetácea
Mi correo de gmail da la opción de personalizar la cabecera. Con mi indecisión natural dudo entre mirar hacia arriba desde el fondo del mar, o mirar hacia abajo desde las estrellas. La libertad exige la continua toma de bifurcaciones en la vida, aunque sea en el humilde tuneado del email. Y a mi me pilla en un momento en el que ya no sé qué color es mi preferido, ni mi comida, ni mi película, ni nada. Porque las viejas clasificaciones no me sirven, son como una camisa vieja que me aprieta y me clava las costuras, no me dejan libertad de movimiento. Estoy haciéndome otra a puntadas, sin idea en sastrería, más bien lo contrario, desastrería. Al final opto por sumergirme en el mar. Cualquiera interpretaría eso freudianamente como el intento de volver a la seguridad amniótica. Yo voy más lejos en la evolución: sueño con ser un antepasado anfibio, un mamífero acuático, una Moby Dick aventurera, que a golpe de dorsal, limpia de la superficie todos los barcos balleneros... Pero esa es otra historia.

2 comentarios:

Reina del Mango dijo...

A mi el fondo del mar me produce asfixia y la infinitud del universo, angustia vital. Estoy condenada a ser una vulgar terrícola. A menos, claro está, que juguemos a Jonás y la ballena y me saques por ahí...

Ornelia Cabrera dijo...

Bueno, si tú te pides ser Jonás, me toca ser la ballena;)

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