el show
Me sale un grano palpitante del que amenaza nacer un alien que va a devorarme el otro lado de la cara. Qué exageradita eres, querida, me digo a mí misma, y salgo a la calle, engañándome con la idea de que a lo mejor no se nota. Él me mira a los ojos y seductor ataca con la estrategia de dorarme el ego con un, qué guapa eres. Yo le devuelvo la mirada a los ojos, intentando averiguar cuántas dioptrías gastará y por qué hoy no se puso las lentillas. Dudo entre enseñarle el fondo de mi garganta con una carcajada enorme o hacerle una lista detallada de mis defectos, no vaya a idealizarme. Al final opto por decirle en japonés watashi wa Ovni des...y marcharme así, envuelta en misterio. Antes de irme se despide con un , qué chica más interesante, que es la forma educada de decirte, eres rara de cojones.
Lo sé. Debe ser inseguridad. Pero los piropos me descolocan. Se me debió quedar grabado algo oído en la adolescencia, por un incauto que creía que a una guapa hay que decirle que es lista y a una lista que es guapa, dando por hecho que no se podía ser ambas cosas. De cualquier manera, yo nunca he ido ni de belleza tropical ni de listilla, todo lo más, de graciosa, que es una forma asexuada de ocultarse tras la risa, con lo que yo he sido.
Al llegar a casa, Truman me mira ronroneante, con ojos de huérfano, como si yo fuera el único ser de la Tierra, y yo sé que a su mirada gatuna le dan igual mis granos y mis tonterías. Él me quiere, ya sólo sea porque lo persigo por los tejados. Él jugándose una de sus siete vidas, yo por la búsqueda de emociones felinas.
3 comentarios:
Usted es guapa, lista, interesante y rara. Y se aguanta.
Escucha: eres rara de cojones.
(y me encantas)
jajaja
dijo ella
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