hombre árbol
Los hombres buenos no crecen en los árboles. Sus raíces no se hunden en el suelo fertilizando la tierra. Sus ramas no te acarician el pelo cuando los abrazas. No te traen la semilla que dé el fruto de tu vientre. El mundo no se revelará ante tus ojos, subida en su copa. Los hombres buenos no crecen en los árboles. Pero cuando algunos hombres buenos tienen raíces fuertes pueden acariciarte el pelo y abrazarte. Pueden fertilizar tu vida. Y si no pueden revelarte el misterio del mundo, pueden hasta compartirlo contigo.
5 comentarios:
Como las meigas, querida, te digo yo que haberlos, haylos.
Un hombre árbol nunca sería fértil sin que lo rieguen, sin que lo cultiven.
¡Gracias por ser una mujer-regadera!
;)
A esta clase de hombre-árbol la lluvia no los olvida. Yo no sé qué quiero ser. A veces mujer-nido, a veces mujer-lluvia. La mayoría de las veces sólo sé lo que no quiero ser.
Ygdrassil: para los normandos, el árbol del mundo, con tres raíces que bebían en la fuente de la sabiduría, el pozo del destino y las profundidades de la tierra.
Puedes probar a plantar uno, lo riegas, y que vaya saliendo en los bancales. Eso sí, no lo arranques demasiado rápido, o se quedará cojo, como en "Amanece que no es Poco".
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