16.4.09

clases de conversación

clases particulares
Hacía un par de semanas que no me llamaban del restaurante cercano al Albert Cuyp Market, en el barrio De Pijp. Era temporada baja y no estaban necesitados de extras. Decidí entonces poner carteles ofreciendo clases, no sólo de español, sino de cultura española (olé). Las tortillas iban de mi parte para acompañar. Llamó enseguida. Sólo quería conversación. La gramática la bordaba. Dentro de un mes iba a mudarse a Logroño para trabajar en una importante bodega. Quería aprender a decir palabrotas y saber cómo desenvolverse. Me pidió una tarifa por una hora diaria, cinco veces a la semana. Yo le miré por el rabillo del ojo e hice una apuesta alta. Él, como buen holandés, la redondeó a la baja. Era más de lo que yo esperaba sacar.
Así pues, hablábamos mucho, le corregía, pero sobre todo, me di cuenta de lo que no me contaba, de la necesidad de compañía, y eso que allí, la emigrante era yo. Un día le puse una canción de Sabina, con el texto escrito al lado. De repente le miré y vi que estaba llorando. Apagué rápido la música.
- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
- Lo siento...dijo recomponiéndose...Es que a mi mujer le gusta mucho la música española. Sonaba esta canción la noche que me dejó...
Al día siguiente llamó disculpándose. Le había surgido algo. Al siguiente día, lo mismo. Al tercer día ya no llamó.

1 comentario:

Ornelia Cabrera dijo...

Sabina merece muchos premios, por muchos motivos, pero sin duda yo se lo daría por una frase de esta canción:

"Esos huesos dentro de una gabardina que vuelven de la oficina con manchas de soledad".

no se puede decir mejor.

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Gracias Pero No Gracias por Ornelia Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.