5.2.09

caminantes

caminantes

Miras en los escaparates. Ves tu reflejo a través de los cristales. Si te paras. Eres la que mira del otro lado, mientras la gente pasa de largo en la calle. Tu sombra se confunde con la de los maniquíes. Hoy no. En las tiendas de zapatos buscas unas botas lo suficientemente fuertes para aguantar el ritmo de tus caminatas. Pero a la vez buscas que sean atractivas a la vista. Otra de las contradicciones de ser nómada del tiempo. El deseo de permanencia lucha con el de caminar más lejos, sin rumbo, dejar de ser una turista en tu propia vida. Te quieres dejar arrastrar entre los ríos de tinta vertidos en diarios, cartas, postales, mensajes vía botella lanzada al mar, anotaciones de vital importancia hechas en servilletas, agendas perdidas, libretas olvidadas. Si construyes castillos que sean de nubes, al tenderte en la hierba y mirar al cielo. Pirámides aztecas decoradas con ratones micki. Ensanches de cúmulos que presagian lluvia desde el suroeste, justo antes de que el viento del norte resuelva la cuestión metamorfoseando a micki y al azteca en un buda regordete...Esto te recuerda el restaurante indio de la esquina. El hambre llama a la puerta. No hay sitio para más nubes. El ipod me canta, sólo para mi, una canción folk al oído. Vuelvo al camino.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada vez me gusta más lo que escribes, ya casi no le doy tiempo (porque tener siempre se tiene) a esto de navegar por letras ajenas, pero en tu caso es via obligatoria antes de llegar a casa.

Ornelia dijo...

Gracias, dijo ella con una lágrima teatral. A veces pienso que sólo me lee mi amigo imaginario, Gracias otra vez compañero

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Gracias Pero No Gracias por Ornelia Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.