-Cariño, yo te quiero a ti. No pude evitarlo, soy así. Tú lo sabías cuando me conociste. Le pasa a muchos hombres, ¿no?
A partir de ahora, este individuo, en caso de infidelidad, puede alegar en su defensa que es así por culpa del gen 334, cuya proporción influye en el cerebro del hombre dotándolo de una mayor o menor propensión a la monogamia (¿existirá un gen para la indiferencia?).
-Yo te quiero cari, toda la culpa es de mi gen 334.
2 comentarios:
Ya hasta nos dan una excusa...
La verdad es que eso siempre me han parecido una sarta de chorradas. El poner los cuernos o no depende de si quieres o no a tu pareja.
Sláinte.
De ahí a a pedir a la siguiente persona que te interese un análisis genético para ver si eres compatible, no queda nada...Gattaca nunca estuvo tan cerca.
Publicar un comentario