En el fondo los nazis no podían odiar el jazz. Algo zzoterrado provocaba la atracción a lo prohibido de las "razas inferiores". El teniente Schulz-Kölhn comprendía con cristalina transparencia que ese "subproducto musical" estaba más cerca de sus genes que una mosca del vinagre. La negación era pose.
2 comentarios:
Curiosa historia.
Juan
En el fondo los nazis no podían odiar el jazz. Algo zzoterrado provocaba la atracción a lo prohibido de las "razas inferiores". El teniente Schulz-Kölhn comprendía con cristalina transparencia que ese "subproducto musical" estaba más cerca de sus genes que una mosca del vinagre. La negación era pose.
Publicar un comentario