zebra maria
Los chicos de la prensa se arremolinan en un coro bullicioso, a la entrada del hall. Son gente curtida que carga con pesado y preciso instrumental. Yo los observo desde cierta distancia y sonrío. La encargada de poner orden en este recreo, es también la de repartir las acreditaciones, y de ubicarlos en el patio de butacas, siempre al fondo. Llega envuelta en prisa, como el Conejo Blanco de Alicia. Viene acompañada de su estrés que la hace olvidarse de algunos de los nombres de los redactores. Hoy yo figuro en la lista. Doy un paso adelante, como pidiendo permiso y vuelvo a sonreír con todos los dientes. Mi chaqueta a rayas (elegida a propósito para la ocasión) y yo, avanzamos por mi paso de cebra mental. Ellos, con sus ordenadores ultima generación, yo a golpe de boli en la Moleskine.
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