14.4.09

física cuántica

relatividad
San Cristóbal de La laguna es una de esas peculiares ciudades situadas en medio de un agujero espacio-temporal extraño, de esas en las que te tomas un café, apoyas el codo en la barra, miras el reloj y de repente te das cuenta que ya han pasado dos años...
(Uno que ya emigró, que está a punto de hacerlo o que ahora mismo viaja de polizón con rumbo desconocido)

4 comentarios:

zacharias dijo...

Han pasado dos años, o tres o cuatro o seis.
Aún recuerdo nuestro único paseo por esas mismas calles.
Pero sobre todo, cuando compartimos mesa sin conocernos: tratar de no mirarte a los ojos se me antojaba imposible. Tan cerca, tan lejos!

Me alegro de haberte encontrado y perdido y encontrado.
La ciudad sigue allí...eso creo.

Ornelia Cabrera dijo...

Se trataba de una ciudad fantasma que a veces emergía y otras,sin embargo, quedaba escondida entre la lluvia. Un San Borondón, un País de Nunca Jamás. Existió, o no, pero queda un recuerdo...

-Dame una pista, diría ella sabiendo de antemano que no iba a ser tan fácil.

zacharias dijo...

"Dame una pista", diría ella, aún sabiendo de antemano que la convidaban a un exquisito cadáver de recuerdos y juegos de neón.
Entre la lluvia y mis ojos aún puedo ver tu sonrisa, la brisa, tu pelo ensortijado. La posibilidad.

Luego supe que te habías ido al lugar donde los gatos no paran de crecer y se apostan en las ventanas, como para ver a los transeuntes avanzar por calles que no son calles, sino acequias.
Después, el silencio. Un gran silencio apenas roto por un pequeño... silencio.

Y ahora, estás aquí. O quizás no.
Y yo ya no sé si estoy aquí, o entonces. Con la brisa. Con tu pelo. Paseamos.
Pobre Ulises, lo peor te esperaba en Ítaca: las caras, las gentes....

zacharias dijo...

Ouroboros quizás.
O el tiempo, que ¿todo? lo sana

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