30.10.08

lúgubre

lúgubre
Cada día, al llegar a la oficina, Lilia tenía veintitrés años recién cumplidos semanas atrás. Según avanzaba la mañana, su piel envejecía sometida a la inclemencia de los focos ultravioletas de la rutina. Sabía que le pasaba a muchas secretarias de distintos puntos del planeta. No paraban de llegar rumores acerca de rebeliones espontáneas que ocurrían, primero por las noches, al término de la jornada laboral; posteriormente en las horas del almuerzo. Las noticias que más encendían el corazón de Lilia eran las de rebeliones espontáneas a media mañana en los días de lluvia. Cada día se decía a sí misma: Hoy es mi turno. Hoy empiezo yo. Se levantaba entonces, pero el peso de su timidez abortaba todo intento justiciero. Esa noche, como de costumbre, tocaba devolver a su piel, mediante cuidados intensivos, la frescura primaveral, quitarse los diez años que le habían caído encima a su piel de veintitrés años.

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Gracias Pero No Gracias por Ornelia Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.