17.6.08

el delantal

el delantal
Se sacó el delantal azul adornado con manchas de grasa, tan estratégicamente colocadas, que parecían puestas adrede, con gracia de lunares. Lo colgó con cuidado, donde siempre, en el carro de los panes. Dijo Me voy. Salió sin dar un portazo. Sin conflictos. Ni más despacio, ni más rápido que de costumbre. Sabiendo que no volvería.
Sus uñas tardarían varias semanas aún en recuperar el brillo robado por los detergentes. Tanto aclarado de platos antes de ser engullidos por el lavavajillas, con más ansia que apetito, para ser luego digeridos por los escurridores. Sin protección de látex en las manos: este juego sucio sin amor es de aquí te pillo, aquí te mato, sin tiempo alguno de pensar en el ph de sus dedos maltratados por el jabón.
No saldría corriendo, como tantas otras veces, sencillamente no volvería. Todas las noches se repetía lo mismo, de vuelta a su casa, por calles ya desiertas... Y todas las mañanas deshacía sus pasos por el mismo camino, pensando en el pastel de puerros por terminar, los langostinos marinados fuera de carta, el pan...Camino de ida poblado ahora de potenciales comensales en su mesa servida de contradicciones.

No hay comentarios:

Licencia Creative Commons
Gracias Pero No Gracias por Ornelia Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.