17.5.08

time is the killer

time is the killer
Tío Gilito estaba deprimido esta mañana. En lugar de dirigir sus pasos rutinariamente al embalse de monedas de oro, giró en el recodo del pasillo. Entró por una puerta no muy visible de lejos. Estaba en penumbra. Tenías que estar avisado de su existencia para posar la atención en ella. Abrió con una llave que pendía de su muñeca. Dentro, la iluminación no era buena, apenas un par de candelabros. Esta piscina carecía de trampolín, tampoco relucía como la otra, la del dinero, en la que solía sumergirse. Era más lógrega. No animaba al salto impetuoso. Dentro se hallaban millones de relojes: de cadena, de arena, de sol, de muñeca, digitales, despertadores con gallos, de cuarzo, alarmas de bombero, verdes, azules, negros, con piedras preciosas incrustadas...
Tío Gilito no estaba feliz esa mañana. Se daba cuenta de que aún teniendo todo el dinero del mundo, nadie era dueño de esa habitación.
El tiempo lo cura todo. El tiempo pone a todo el mundo en su sitio. El tiempo es el olvido. El tiempo es sabio. El tiempo enfría a los amantes. El tiempo no perdona a nadie. El tiempo me dará la razón. No tengo tiempo que perder...

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Gracias Pero No Gracias por Ornelia Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.