16.4.07

el perro verde

el perro verde Me escondo durante el fin de semana en un retiro espiritual moderno: dos días sin salir a la calle secuestrada por el sofá. Trago sin discriminación todo lo que quieran poner en la parrilla de la programación. Desconecto el móvil. No me siento culpable. Necesito estas sobre dosis de telebasura de vez en cuando. Me limpian por el pro-seso contrario. Tanta porquería hace que se me quede el encefalograma plano por unas cuantas horas. No hay meditación trascendental que esté a la altura. Siempre entre Om y Om se te cuela algún deber no llevado a cabo. Con las películas de al mediodía no hay lugar para que se cuele nada. Las mejores (peores) para eso son las basadas en hechos reales. Con ello te garantizan la dosis más almibarada de drama. No tienes escapatoria. Se anula cualquier pensamiento racional estructurado. Ante este maratón desaliñado, el lunes se produce un renacer entre la basura. Te duchas y sales a la calle sintiéndote limpia y despreocupada. Nunca tus pequeños dramas internos serán llevados a la pequeña pantalla en forma de telefilm, con estrella en decadencia como protagonista. El único riesgo que le veo, es que después de tanto crimen, vas sospechando de todos los vecinos con los que te cruzas por el barrio. Ya se sabe que a veces hay un psicópata en la escalera, de quien todos decían ..."con lo buen chico que parecía... era TAN normal...".

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Gracias Pero No Gracias por Ornelia Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.