la historia historiada del metafórico Max domesticador de aforismos
Max siempre había sido grande. Era el hijo mayor de la familia. Maxi tenía tamaño familiar.
Desde que aprendió a juntar vocales y consonantes en la cartilla ortográfica, supo que estaba hecho para crear algo enorme. Tal era su deber, por nombre, por destino, por talla.
Componía una arteria impecable de versos, uno a uno, sensibilidad hiriente como espinas. Pero, por más que tejía encantamientos, no lograba dar con la magia que devolviera la vida a la rosa de plástico. Pretendía ser un mago, se quedaba en equilibrista de palabras.
Quería parir Max historias, daba a luz únicamente frases, cada una única en su unidad, imposibles de unir, dada su implacable individualidad. Al borde del abismo del desánimo, encontró por fin un destino a su medida: domador de haykus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario