26.10.06

rosa rosae

rosa rosae

Aún hoy, después de tanto tiempo, Tía Rosa fabulaba con la idea de enamorarse. En la cola de la compra observaba atentamente la cara, las manos, la altura y el peso de cada posible pretendiente. Poco importaba que por edad la mayoría pudieran ser sus nietos. En su interior Tía Rosa, seguía siendo la misma chiquilla de piernas flacuchas y torcidas. Tan alta, que siempre sacaba media cabeza a los aventurados que se atrevían a sacarla a bailar. Ahora no tendría ese problema. O ella se había encogido, o el mundo había dado un estirón, en lo que ella buscaba en el espejo lo que quedaba de aquella niña. Rosita, Rosa, Sita, Osita. Tía Rosa pasó a ser cuando ya nadie esperaba que cuidara sus propios cachorros. Rosita se había quedado dormida, soñando con enamorarse, despertaba Tía Rosa fabulando en la cola de la compra, con quién la sacaría a bailar mañana...mañana.

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Gracias Pero No Gracias por Ornelia Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.